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Consuelo en páginas impresas: Lo que un libro japonés me enseñó sobre vidas que importan

Hay momentos en la vida donde necesitas que alguien te diga que está bien no ser extraordinaria. Que está bien si tu vida no parece digna de una película. Que está bien si tus sueños son pequeños y tus días son simples.

Yo estaba en uno de esos momentos cuando abrí Dorayaki de Durian Sukegawa.

El libro llevaba meses en mi estante, un regalo que no había tenido tiempo de leer. Pero ese día, cansada de buscar motivación en libros de autoayuda que me exigían ser más, hacer más, lograr más, lo tomé. Alguien me había dicho que era un libro de esos que la nueva literatura japonesa llama "cozy" o "feelgood".

No sabía que me haría replantear lo que creía sobre el valor de una vida.

La pregunta que todos nos hacemos en silencio

¿Tu vida importa si no has logrado cosas grandes?

¿Mereces estar aquí si no eres exitosa según los estándares del mundo?

¿Tiene sentido seguir si sientes que eres más una carga que un aporte?

Estas preguntas rondan en la cabeza de más personas de las que imaginamos. Yo las he pensado. Tal vez tú también.

Vivimos en una sociedad obsesionada con resultados, con métricas, con el éxito visible. Si no tienes una vida "instagrameable", si tus logros no son suficiente para LinkedIn, si tus días son ordinarios y repetitivos... importas?

La respuesta de este libro es tan simple: sí. Absolutamente sí.

Las voces del mundo

DORAYAKI cuenta la historia de Tokue, una anciana que ha pasado casi toda su vida encerrada en un sanatorio para enfermos de lepra. Décadas de aislamiento forzado, de ser tratada como alguien peligroso, de ser invisible para el mundo.

Pero Tokue tiene un don: hace el mejor anko (pasta de porotos dulces para dorayakis) del mundo. Porque ella escucha a todos y a todo. Escucha los porotos mientras los cocina, escucha sus voces y les presta atención.

"Escuché a los pájaros que visitaban el sanatorio, a los insectos, a los árboles, al pasto y a las flores. Al viento, a la lluvia y a la luz. Y a la luna. Creo que todos tienen voces y puedo pasar un día entero escuchándolos."

El privilegio de ser escuchada

Hay algo brutalmente hermoso en la idea de que alguien que fue silenciada toda su vida, alguien a quien nadie quiso escuchar, dedicara su existencia a escuchar las voces del mundo.

Tokue encuentra propósito no en grandes logros, sino en prestar atención. En honrar la existencia de las cosas pequeñas. En ver valor donde otros ven lo ordinario.

¿Cuántas veces has sentido que nadie te escucha realmente? ¿Cuántas veces has hablado y sentido que tus palabras se desvanecen en el aire?

Ser escuchado es un acto de amor, y escuchar, realmente escuchar, es un regalo que podemos dar.

Vidas que no necesitan justificación

Hay una parte del libro donde Tokue, la anciana, reflexiona sobre su vida:

"Mi vida ha sido muy dura, creo que es justo describirla de esta forma. Pero mientras los años pasaban y yo seguía encerrada aquí, empecé a entender algo. Me di cuenta de que no importa cuánto hayamos perdido o cuánta crueldad hayamos soportado, el único hecho concreto es que somos personas a pesar de todo eso. Solo podemos seguir adelante, incluso si hemos perdido un brazo o una pierna..."

Tokue nunca tuvo una vida extraordinaria según los estándares convencionales. Nunca fue famosa, nunca fue rica, nunca "logró" grandes cosas. Pasó décadas aislada, enferma, olvidada.

Y sin embargo, su vida importó. 

Nunca es tarde para tus pequeños sueños

¿Cuántas veces te has dicho que ya es tarde para algo? ¿Qué ya perdiste tu oportunidad? ¿Qué deberías haber hecho eso cuando eras más joven?

Tokue pasó décadas encerrada y aun así, en sus últimos años, tuvo la experiencia de ser valorada por su talento. De ser vista. De importarle a alguien.

Nunca es tarde para tus sueños, por pequeños que parezcan a los ojos de otros.

Nunca es tarde para ser escuchada.

Nunca es tarde para encontrar tu propósito, aunque ese propósito sea simplemente hacer bien algo que amas.

La primavera y las segundas oportunidades

Leí este libro justo cuando comenzaba la primavera al igual que lo hace el libro.

La primavera es la estación de las renovaciones. De las cosas que parecían muertas pero que vuelven a florecer. De las segundas (y terceras, y cuartas) oportunidades.

Tal vez tu vida ahora mismo se sienta como un invierno eterno. Tal vez sientes que ya no hay flores que puedan crecer en ti.

Pero las estaciones siempre cambian. Y a veces, lo único que necesitamos es un poco de paciencia. Y la voluntad de seguir prestando atención. De seguir escuchando.

Lo que este libro me regaló

DORAYAKI no me dio una fórmula para el éxito. No me enseñó a ser más productiva o a alcanzar mis metas más rápido.

Me dio algo mucho más valioso: permiso para valorar mi vida tal como es.

Permiso para encontrar belleza en las cosas simples. Para creer que mis días sencillos, mi trabajo pequeño, mis sueños modestos, importban.

Me recordó que nunca es tarde para florecer, aunque sea brevemente, aunque sea solo para pocas personas.

Me mostró que una vida no necesita ser extraordinaria para ser valiosa. Solo necesita ser vivida con atención y cuidado.

Para ti, que estás leyendo esto

Tu vida importa. Incluso si no has logrado lo que se supone que deberías haber logrado a tu edad. Incluso si tus días son repetitivos y ordinarios. Incluso si sientes que eres más carga que aporte.

Estás aquí. Y eso, por sí solo, ya es suficiente.

Naciste para estar aquí. Para prestar atención. Para escuchar las voces del mundo. Para encontrar belleza en lo simple. Para ser gentil cuando puedas. Para florecer cuando sea tu momento.

Y ese momento puede llegar en cualquier estación de tu vida.

Una invitación primaveral

Ahora que la primavera está aquí, con sus días más largos, tal vez sea tiempo de escuchar un poco más.

Escuchar tu propia voz, que tal vez has estado ignorando. Escuchar lo que realmente quieres, más allá de lo que "deberías" querer. Escuchar las voces pequeñas del mundo: los pájaros, el viento, las flores que se abren.

Tal vez sea tiempo de leer más. No para ser más culta o más inteligente, sino porque los libros a veces nos dan las palabras que no sabíamos que necesitábamos escuchar.

Tal vez sea tiempo de buscar esos momentos de pausa. De salir a una plaza con un libro que te haga pensar. De sentarte bajo un árbol y simplemente... estar.

Esos momentos no son pérdida de tiempo. Son, quizás, lo más importante que podemos hacer: prestar atención a estar vivos.


Si este libro te llamó la atención, búscalo. Léelo despacio, como merece ser leído. Y si necesitas algo donde llevar tus libros en estos días soleados de primavera, donde puedas cargar historias que cambian tu forma de ver el mundo, diseñamos algo pensando en esos momentos.

Una bolsa para tus historias

Porque mereces cosas bonitas. Especialmente los libros que te recuerdan que tu vida, tal como es, importa.


 

Con cariño y muchas páginas marcadas, Kathy

Blog de Nálbiko: Lo que un libro japonés me enseñó sobre vidas que importan
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