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Somos dos hermanas en busca de cuidar nuestra piel de una forma respetuosa con nuestros 4 pilares fundaméntales: amor por una misma, el medio ambiente, los animales y las personas.

 

Desde siempre tuvimos alma emprendedora :) cuando estudiábamos en la universidad vendimos muchas cosas para pagar nuestros gastos. Nos encantaba la idea de poder generar nuestra platita sin tener que estar casadas con un horario fijo que nos afectara con nuestros tiempos de estudio. Tuvimos algunos emprendimientos que nos ayudaron en su momento pero que abandonamos porque no le encontrábamos un real sentido más allá de ayudarnos monetariamente (lo cual fue muy importante en esos días).
Ya una vez pasado el periodo universitario, nos vimos ante el abrumador mundo laboral. Nos fuimos dando cuanta (tristemente) como funcionan por dentro muchas industrias, donde el medio ambiente y las personas que trabajan con ellos pasan siempre a un segundo plano ¿Cómo podíamos estar tranquilas sabiendo que nuestro esfuerzo diario se reducía a un número en la cuenta anual de una empresa que además no cumplía con nuestros principios?


Desde niñas supimos el valor del trabajo de las personas del campo. Nuestros padres son de la zona sur de Chile, quienes migraron a Santiago desde sus ciudades natales en busca de alguna oportunidad. No podemos ignorar nuestras raíces y ya con una mochila de herramientas y conocimiento, no nos explicábamos porque a pesar de haber pasado décadas desde que nuestros padres migraron a la capital dada la calidad de vida empobrecida y las pocas oportunidades, el escenario actual sigue siendo poco prometedor ¿Por qué si el campo y el sur de Chile es tan rico en materias primas, la agricultura familiar aún es un trabajo que no se retribuye como otros sectores? Las respuestas a todas nuestras interrogantes fueron muy duras. Nos encontramos con palabras como cadenas de suministro complejas que alejan al productor del consumidor final, plantación de monocultivos para poder competir con los grandes de la industria agrícola y pocos incentivos externos para cultivar plantas autóctonas de nuestro territorio.

Bueno y entonces ¿Cómo llegamos a Nálbiko?
Fue una maravillosa casualidad <3 desde siempre hemos sido amantes del cuidado de nuestra piel. Desde que tenemos uso de razón que la crema y el protector solar han sido nuestros compañeros diarios y con el tiempo, fuimos incorporando un montón de otros productos a nuestros rituales diarios de cuidado y amor por nuestra piel. Con la llegada de los productos coreanos a Chile nos volvimos locas. No podemos negar que son productos maravillosos, pero como ya teníamos en nuestro chip interno el problema medioambiental que causamos mundialmente, siempre estábamos en busca de opciones veganas, libres de crueldad animal y ojalá lo mas naturales posibles, lo cual nos acotó mucho los productos del mercado a los que podíamos acceder. Y nos dimos cuenta que estos productos que calzaban con nuestra búsqueda provenientes del otro lado del mundo, utilizaban como principal ingrediente sus propios extractos de plantas de sus tierras. ¡Un descubrimiento que nos voló la cabeza! En Chile contamos con muchísimas plantas nativas que tienen propiedades de uso cosméticas: Matico, Maqui, Rosa Mosqueta, avellana chilena… podríamos hablar días sobre todas ellas. Y así nació Nálbiko, en esta hermosa intersección entre el cuidado de nuestra piel y el fomento del uso de cultivos propios de nuestro país.


Aún nos queda un largo camino para lograr todo lo que soñamos, pero acá estamos, incentivando una cosmética y consumo consciente. Optamos por materias primas naturales, con extractos de plantas originarias, sin origen animal y libres de testeo en ellos, desarrolladas y elaboradas en nuestro país lo que significa un gran ahorro en la huella de carbono a nuestro planeta.
Lo mejor de todo, es que al final del día, podemos sentir que nuestros esfuerzos si son un aporte real a nuestro planeta, y aunque a veces toca dormir poco jaja nos acostamos siempre con una sonrisa en nuestro rostro.